El caso es, ¿Cómo debemos hacer para pensar cómo un niño? Pues es muy simple: los niños son puros, jóvenes y por tanto aún no han sido corrompidos por la maldad del mundo. La inocencia, eso es lo que quiere Jesús para nosotros. También está el hecho de aprovechar el momento, porque para los niños el tiempo es una eternidad y solo piensan en disfrutar sin crearse problemas con el futuro lleno de más problemas.
Evangelio según San Marcos 10, 13-16
